sábado, octubre 21, 2006

SECRETOS PARA MANTENER EN SECRETO UN SECRETO




Quizá no soy la más apropiada para dar estos consejos. No soy persona muy transparente pues habitualmente tengo mucho control sobre todo lo que hago, pienso y expreso, pero finalmente he caído y sucumbido a la tentación de revelar la verdad, sólo que después de muchos años.

Antes de todo hay que decir que para una persona de mis características lo peor que me pudo pasar fue darle pie en mi corazón y en mi alma para que se generara un algo que debiera permanecer oculto, ya fuera por conveniencia y deber laboral, porque por mucho tiempo pensé que expresarlo era exponerme a la mayor humillación de mi existencia al no encontrar en el otro sentimientos recíprocos, al parecerme lo más carente de cientificidad que me hubiera pasado en la vida, en fin...

Y a pesar del ímpetu de lo que sentía luché contra aquellos sentimientos y perdí en mi lucha. Cuando no me quedaba otra alternativa que aceptarlos, cuando a pesar de todas mis argumentaciones mentales de carácter racional no pude menos que admitir que simplemente, eran, y allí estaban, y no iban a cambiar o a modificarse, no tuve más remedio que ocultarlos.

Y con el paso de los años, gané maestría en ello, por eso me animo a dar consejos ahora, porque a pesar de no ser lo más recomendable, entiendo que muchas mujeres nos enfrentamos a la necesidad, a la obligación, al imperativo social muchas veces, de ocultar lo que sentimos.

Mis técnicas han sido resumidas para mayor comprensión de las lectoras, pero si les parecen útiles y viables, de pronto me animo a escribir el libro.

El primer paso es manejar la respiración. Los jadeos entrecortados cuando hay cercanías fortuitas e inoportunas quedan descartados en las horas de oficina y pospuestos para las noches de remembranza. Los suspiros se pueden dar – si así no fuera quizá desfallecerías – pero siempre a espaldas del susodicho y si por algún acaso del destino de todos modos eres detectada, tendrás a la mano frases como “Por fin aire puro”, o “que sofocante es esta oficina”, las cuales despistarán, absolutamente, al enemigo.

El segundo paso es modular la voz al punto de sacarla del cuerpo sin variaciones que revelen tu sentir. Este es de los asuntos más difíciles de lograr, sobre todo si con el paso de los años te conocen mucho y has perdido credibilidad con cada momento en que has repetido “Estoy Bien...” (Consejo adicional, tratar de no perder la credibilidad en este sentido). Para lograrlo debes evitar fijar tu pensamiento en su manzana de adán – que de seguro ondea de forma perturbadora -, en sus manos – con la idea de lo que podrían hacer o tocar y hacerte sentir -, o en su boca – alerta roja si la lengua asoma por sus labios, debes alejar la mirada porque estarás a punto de perder el control - , o de la porción de nuca que asoma gracias a su corbata desanudada – porque no podrías evitar pensar en lo que sería morderla-. Si fijas tu vista en otra parte que amable lectora, ya imaginas cual es, y no la separas de allí, ya no hay nada que hacer, ni siquiera intentes seguir estos consejos, estás tan perdida que deseas de todo corazón ser descubierta y en tal caso es mejor que no pierdas el tiempo y hables.

El tercer paso es que a pesar de tener un volcán en erupción en el pecho, por ejemplo cuando los celos te ahoguen, te puedas mostrar tranquila y serena y presentar ante el público en general una sonrisa idiota e inexpresiva. El secreto para ello está en explorar hasta el fondo tus ausentes cualidades como actriz, aprovechándote también de la estupidez masculina que les impide – en todos los casos - detectar precisamente que en ese momento te encuentras a punto de tomar tu arma y descargarla con saña en cualquier fémina que se atraviese ante su mirada. Existe también la opción desesperada de decir que vas a retocarte al baño y allí gritar con una toalla entre la boca o que en la noche te desfogues en una lucha cuerpo a cuerpo con tu almohada, en cuyo caso hay que recuperar rápidamente el sentido cuando el timbre del teléfono te interrumpa y debas aparentar enojo porque te han despertado a esas horas de la madrugada.

El cuarto son algunos tips variados. Llorar y mostrarle todo lo que sientes solamente cuando esté desmayado, aturdido por un virus mortal o en estado de coma. Abrazos permitidos solo en casos muy excepcionales – porque ponen a prueba la fuerza de voluntad arriesgándote en extremo – y besos solamente en la frente habiendo practicado en casa con gran disciplina el cómo no desviar el camino, acuérdate, la frente queda en la frente, no debajo de la nariz o en la base del cuello (me pasó una vez, upppss), puntos con los que tendrás que tener mucho cuidado por lo atrayentes. La técnica es como cuando en la Universidad yo estudiaba anatomía, si requieres compás y escuadra puedes usarla, si tienes cráneo humano o muñeco inflable para practicar y mejorar la puntería tendrás más posibilidades de éxito.

Hay que tener especial cuidado en que el ocuparte de estas artes del ocultamiento no te haga indiferente a los signos que te puedan indicar lo que él siente. No te digo que seas muy optimista, pero tú si puedes interpretar como quieras sus suspiros cuando lanza lápices al techo, sus lágrimas cuando llora y toma tu mano pensando que estás dormida, cuando te abraza y toma de las manos con la excusa de enseñarte a jugar al béisbol... qué mas da, finalmente tienes que conseguir insumo para fantasear en las noches de insomnio – otra importante cosa es hacerle creer que duermes sin perturbaciones – y estás en todo tu derecho.

Nota 1: Todas mis teorías han sido probabas y puestas en práctica en repetidas ocasiones, así que tienen eficacia comprobada.

Nota 2: No recibo ni admito demandas de indemnización de perjuicios por haber puesto en práctica estos consejos y que hayan fallado, su éxito depende del grado de inteligencia de la mujer y del de estupidez del hombre, lo último lo garantizo pero lo primero no.

Nota 3: Se preguntarán ustedes como caí finalmente y me delaté. Sólo diré ante ello y como último consejo, que no te expongas a quedarte dormida en su sofá cubierta con su manta, con su olor impregnándote y sabiéndole cerca. Te aseguro que despertarás habiendo olvidado todos los consejos aquí relacionados.

lunes, febrero 27, 2006

FIJACIÓN ORAL

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Autora: Saranya.

Título: FIJACIÓN ORAL

Disclaimer: Garantizo que no me lucro con la utilización de estos personajes, pues son de ya saben quienes.

Rating: No puedo creer que diga esto, con la aversión que le tengo a los babyfics, dado que sufrí mucho con el nacimiento y pérdida de William, pero es un babyfic del tipo: MRSW.

Nota de la autora: Dedico el presente relato muy especialmente a Helessa, Anascully y a FBI, abanderadas del reto babyficstico (perdón por la palabra, nunca la había escuchado y menos, escrito).

Otra nota: Una compatriota mía sacó un disco con el mismo nombre de mi relato, pero nada que ver lo uno con lo otro, todo fue casualidad, diría que ella se copió de mí si pudiera probarlo, pero no puedo dado que no es verdad.

Spoilers: La octava... snifff, snifff. (La sufrí mucho)

Me encantaría recibir sus comentarios.


FIJACIÓN ORAL

Mulder esperaba impaciente en el pasillo, fuera de la habitación.

Todo había sucedido tan rápido, que hasta ahora tenía tiempo para sentarse, solo, a enfrentar sus propios pensamientos y sensaciones sobre lo ocurrido.

Y estaba muy confuso.

Tenía tantos recuerdos agolpados en la mente, recuerdos demasiado tormentosos como para ser compartidos. Y ahora estaba allí, afuera de la habitación de Scully, mientras la familia de ella, Skinner y Doggett la visitaban. Esperaban que el bebé fuera traído después de la revisión exhaustiva a que estaba siendo sometido en la unidad de neonatos del hospital.

Todos expectantes, nerviosos... cualquier cosa podría pasar.

Mulder no soportó la tensión ni mucho menos ver la mirada cargada de angustia de Scully mientras esperaba, por ello se alejó y decidió quedarse afuera. No era mucho el cambio, desde su regreso de la muerte se había sentido así, fuera, de la vida de ella, de su reciente pasado, de su trabajo, de todo. El mundo se acostumbró demasiado rápido a seguir girando sin su presencia, demasiado fácil, como si no hubiera dejado huellas con toda su lucha y su búsqueda de los últimos años.

Pero lo que más le dolía era que sentía que Scully había podido seguir su vida sin él. "¿Qué esperabas, maldito egoísta?" - se preguntaba mentalmente - ¿acaso que se hubiera vaciado el cartucho de su pistola en el cerebro, que se hubiese lanzado de un puente o algo por el estilo?" Pues ella siguió su vida, buscó alternativas para tener a su hijo, a su anhelado hijo, seguro encontró un donante que resultó más efectivo que él mismo, quizá el problema del fracaso anterior había sido la mala calidad de la materia prima del donante, y no Scully misma, pero ahora, con otro, si le había funcionado.

Porque de algo si estaba seguro, Scully no tenía otra relación sentimental, estaba sola, pero con un hijo... un hijo, oh Dios, Scully con un hijo, y Mulder recordaba como lo tuvo brevemente en brazos mientras se lo entregaba a Mónica para llevarlo al helicóptero, y después él mismo tomaba en brazos a Scully, quien se aferró a él con todas sus fuerzas.

Inexplicablemente se sentía marcado por ese breve momento en que cargó al bebé. Aunque no se detuvo a mirarlo sintió una calidez suave y su corazón dio un vuelco cuando lo sintió respirar, moverse... muy, muy breve momento, pero esa sensación lo dejó tan impresionado que inmediatamente entregó el bebé a Reyes y se dedicó a llevar a Scully. Sólo hasta ahora tenía tiempo para pensarlo. Una sensación extraña, una conexión inexplicable, casi paranormal tenía con ese niño, pues aún sin verlo, lo sintió vivo, naciente, y con esa fuerte corazonada fue guiando al piloto del helicóptero, hasta encontrarlos.

Y ahora el bebé se hallaba en la unidad de neonatos, la zozobra le embargaba y aunque hubiera querido irse, retirarse y dejar el espacio para todos aquellos que habían seguido su vida, sin él, no podía. Debía saber como estaba . Le era imprescindible.

Se levantó un cierto revuelo cuando una enfermera acompañada del pediatra atravesó el pasillo llevando al bebé en brazos. Mulder vio como entraron a la habitación de Scully pero no se atrevió a seguirlos. Solo vio a través de la ventana de la puerta, las expresiones de alivio en el rostro de todos y comprendió.

Estaba bien, normal... como todos los bebés. Una sensación de paz y de alivio le traspasó por completo, sobre todo cuando vio el rostro lloroso y sonriente de Scully mientras recibía al niño en sus brazos.

Mulder se hizo a un lado cuando todos comenzaron a marcharse. Maggie se acercó y le dejó un beso sonriente en la mejilla, con más cariño del habitual, pero el no pudo hablarle y únicamente sonrió. Cuando solo quedaban Skinner y Doggett en la habitación no se resistió y decidió entrar.

El bebé ya se encontraba en una pequeña cunita al lado de la cama de su madre y ella sonreía, con la beatitud de quien es consciente de que ha acabado de conocer personalmente al ser más importante de toda su existencia.

Él se acercó mientras los otros hombres se hacían a un lado y le tomó la mano.

- ¿Cómo te sientes? Y quiero la verdad, no el tradicional "Estoy bien, Mulder". - le dijo sin poder apartar la mirada de sus ojos.

- En este caso es verdad, estoy bien Mulder, quizá un poco dolorida, pero muy, muy bien. - Le dijo mirando en dirección a su hijo, guiando también la mirada de Mulder hacia él.

La cierta magia que les envolvía se vio turbada por un fuerte ruido, en ese momento entró avasalladora la enfermera que antes había llevado el bebé a la habitación.

- Buenas tardes, caballeros... doctora Scully, vengo a que iniciemos el proceso de lactancia materna, ¿está usted de acuerdo, cierto? Pues siendo doctora, sabrá de la importancia de la leche materna...
- Por supuesto – afirmó Scully - es mi intención lactarlo.
- Pues bien, entonces que se quede el padre y salgan los demás.

Doggett y Skinner, un tanto apenados por estar en medio de tan íntimo momento, se acercaron a la cama de Scully para despedirse. Mulder no sabía si seguirles o quedarse, lo único claro que tenía en ese momento al ver que se despedían, era que ninguno se sabía el donante de la materia prima efectiva para haber hecho a ese bebé.

Cuando se marcharon Mulder optó por hacer lo mismo, pero una mirada firme de Scully, sin saber como ni por qué, lo hizo quedarse en su sitio.

- Bien, - continuó la enfermera- señor...

- Mulder - completó él.

- Debe ayudarme.


La enfermera ayudó a Scully a incorporarse y a dejar por fuera de la bata sus senos, le revisaba y apretaba los pezones verificando que bajara leche, en efecto una gotas transparentes y aceitosas se asomaron y por ello la enfermera con entusiasmo dijo:

- Señor Mulder, alce usted a su hijo y colóquelo cerca del pezón. Durante mucho tiempo se pensó que la lactancia era solo asunto de las mujeres, pero hoy día los padres también tienen que participar, y muy activamente.

Mulder quedó sorprendido ante la extraña petición. Sólo atinó a mirar a Scully y detectó sus ojos que se llenaban de lágrimas y su respiración anhelante, incierta, quizá algo suplicante. Además sentía con tanta certeza dentro de sí la presencia de ese niño, que paralizado se quedó allí en su sitio, sin posibilidades de escapar.

En segundos reaccionó, tomó al niño en brazos y suavemente, aunque con algo de torpeza, lo colocó cerca del pezón derecho de Scully. El niño se revolvía inquieto, quizá ya hambriento, y Mulder pudo contemplarlo por primera vez. No se resistió y con su mano libre tocó la tersura de sus mejillas.

- Parece de raso - dijo, sin poder evitar sonreír.

Lo acercó más a Scully y ubicó su boca cerca de su seno. El bebé apenas sintió la suavidad del pezón de ella cerca de sus labios instintivamente se lanzó a chuparlo con ansiedad. Mulder acercó su rostro, las miradas de ambos se encontraron, se sonrieron.

- Woooow, reaccionó de la misma forma que yo cuando vi por primera vez tus senos, bueno, cuando los vi en el contexto apropiado, porque antes... - dijo Mulder, medio en serio medio en broma, despertando una sollozante carcajada de Scully.

- Si, exactamente como tú... – reconoció Scully, sonriendo, rememorando esos momentos tan mágicos, tan asombrosos.

Mulder sintió como sus propios ojos se llenaban de lágrimas contemplando esa escena.

- Es maravilloso, verte aquí, alimentando por primera vez a tu hijo, tal como lo habías soñado tanto tiempo.

- Si, y contigo, vivo, a mi lado, y con él, completamente normal, sano... – completó ella.

La enfermera, viendo que ellos dominaban perfectamente la situación, se retiró en silencio.

De fondo solo se escuchaba el ansioso y goloso succionar del bebé. Scully pidió ayuda a Mulder para cambiarlo de seno, y otra vez el bebé se aferró fuertemente al pezón y lo succionaba, como si fuera la última comida de su vida, bueno, la primera.

- Y además... es lógico que mi bebé reaccione como tú... con seguridad se parecen mucho... – Scully dudaba y le esquivaba la mirada - Mulder, el es...

Él le puso suavemente un dedo sobre sus labios para que callara, se miraron y solo la voz de él resonó en la habitación, pues la súbita revelación que tuvo en su mente se abrió paso e hizo innecesarias más palabras...

- Lo sé Scully... es mi hijo.

Ella asintió, con las lágrimas fluyendo libremente.

Mulder se acercó a ambos y depositó un beso en la pequeña cabecita y luego deslizó sus labios dejando un suave beso en el seno con el cual Scully alimentaba al bebé, a quien ya se le veía somnoliento.

- No quiere separarse de ti – dijo Mulder al contemplar le resistencia del bebe a sacar el pezón de su boca, ya dormido- no lo culpo, yo también he querido reposar y pasar allí eternos minutos, es un sitio privilegiado.

Ella solo le sonrió, emocionada, e incapaz de articular palabra, acercó a Mulder y le besó en la frente, mientras le entregaba el niño para que lo depositara nuevamente en la cuna.

Él contempló a su hijo ahora en sus brazos y le besó la frente, mientras se acercaba a los labios de ella y la besaba.

Ambos se miraron, se sonrieron, se abrazaron.

FIN

LA PRIMERA LLAMADA

"Autora: Saranya.


Idea original: Summerrain.


Título: LA PRIMERA LLAMADA


Disclaimer: Garantizo, aunque sin el pleno uso de mis facultades mentales, que no me enriquezco con la utilización de estos personajes, pues son de ya saben quienes, los únicos que tienen derecho a convertirlos en simples objetos de lucro.


Rating: Para mí todo es MRS, aunque este es un MRS muy UST.


Nota de la autora: Dedico el presente relato muy especialmente a Summerrain, por haberme regalado una inspiradora idea, y a tod@s l@s que me regalaron sus palabras con ocasión de mis anteriores relatos, cada un@ lo sabe, y lo repito, de corazón, con mis agradecimientos, dedicado a ti, cada comentario, cada palabra que me has dejado, me ha brindado una gran alegría y el ánimo de continuar escribiendo.


Spoilers: Ninguno.


Me encantaría recibir sus comentarios ya sea en esta página o al correo saranya.x@gmail.com . ¡Gracias por dedicar parte de tu tiempo a leerlo¡


LA PRIMERA LLAMADA



Por temor había querido aplazar esa llamada desde hace dos días, pero el anhelo de escucharla se había intensificado desde el momento mismo de recostarse en el sofá, hace ya unas cuantas horas.



Aunque había prendido el televisor y utilizado todas sus técnicas alternativas a contar ovejas, el sueño estaba muy lejano. Se dio cuenta entonces de que hacerlo era algo inevitable, necesario, pues sin escucharla no lograría amanecer con su salud mental indemne.



Sería la primera vez que la llamaba después de lo ocurrido. Al principio pensó que debían hablar de ello personalmente, pero todo sucedió al comienzo de las dos semanas de vacaciones forzosas a las que habían sido sometidos, y Scully al día siguiente había viajado a San Diego.



Si esperaba a verla personalmente podría ser demasiado tarde, su amistad pendía de un hilo y era indispensable por lo menos valorar el riesgo a que estaba siendo sometida. Aunque fuera arriesgándola más.



No importaba que fueran ya las dos de la madrugada, o que ella estuviera probablemente dormida, exhausta después de sus reuniones familiares... soportar sobrinos, hermanos, madre y todas las desventajas que ello acarreaba para el descanso y la relajación que debían ser propias de un periodo de vacaciones.



Marcó el número de su teléfono móvil para no alamar a la familia. Era considerado, nadie lo notaría ni se lo reconocería, pero por lo menos buscaba no despertarlos a todos y, de paso, no ganarse una muerte temprana por violación al “Régimen de Incomunicación con Mulder” que Bill Scully quería siempre para su hermana cuando se encontraba visitándole.



Y ya eran dos días, por Dios, dos días, seguidos, continuos y sin interrupciones, sin ella.



Era insoportable.



Además tenía la excusa perfecta. Seguramente Scully lo estaba deseando, tener la oportunidad de realizar algo de trabajo, aunque extraoficial, porque si en algo se parecían era en que habían aprendido a odiar esos recesos obligatorios, que les hacía dejar de trabajar y lo peor, dejar de verse.



Pero había que comer, pagar el alquiler y un largo etcétera de obligaciones, además de todas las verdades tan buscadas que estaban inconclusas, lo que les llevaba a querer conservar el trabajo, y si no tomaban las vacaciones serían sancionados con suspensión sin salario. Era mejor parar, tomarlas, con el inconveniente de abandonar temporalmente la búsqueda y lo peor, dejar de verse.



El teléfono sonó y se demoró en ser contestado.



Ella no le iba a demostrar que era la segunda noche que dormía con el móvil debajo de la almohada, revisándolo de vez en cuando para ver si se encontraba averiado, o que no había podido dormir porque luchaba contra el deseo de llamarle, así que apenas escuchó el timbre y vio su nombre en la pantalla se contuvo para no contestarlo inmediatamente, hasta que al fin, con un suspiro contestó.



- Hola – dijo ella.

- Hola – contestó él.



Silencio. Eran las primeras palabras que se dirigían después de esa noche, y cada uno en su mente recreaba lo ocurrido. Mulder pensaba en las fórmulas posibles para transmutar las formas del lenguaje conocido, para expresar el anhelo, el desconcierto, el inmenso placer que le dejó esa noche… pero se contuvo porque aún no había tecnología para diseccionar los sentimientos y entregarlos traducidos al interlocutor, para que solo captara lo que se deseaba, sin tergiversaciones, sin malentendidos.



Aunque estaba dispuesto a arriesgarlo todo, un “Te extraño” sonaría muy directo, muy aterrador y puede que Scully optara por la huida permanente como única salida razonable. Por ello le dijo,



- Te extraño.



Ella solo sonrió. Si, era aterrador, pero excitantemente aterrador.



- Yo… he…

- …también me extrañas. – completó Mulder – y aún nos quedan casi dos semanas más para reanudar el trabajo.

- Si, Mulder, falta todo ese tiempo… - su voz sonaba algo ansiosa, pero cálida - deberías ocuparlo en algo, quizá pensar en hacer algún viaje, alguna otra búsqueda espiritual de esas típicas tuyas, no sé…



Scully estaba en verdad preocupada, hubiera querido hablar con él y dejarlo todo claro, que la amistad era lo más importante, ante todo, pero esa noche no hubo oportunidad, todo fue tan intenso, tan inmensamente físico y trascendental al mismo tiempo, que hablar hubiera resultado un sacrilegio.



Y luego ella se fue de viaje, al principio pensó en cancelarlo, pero huir era un buen camino, aunque temporal, pues si bien sus cuerpos habían hablado, expresado y sentido, comunicado todo lo que deseaban comunicar, enfrentarlo implicaba hacer algo a lo que por primera vez tenía un miedo absoluto: racionalizar, en este caso, sus sentimientos por Mulder.



- Pues sí tengo planes, Scully, quería contártelo, acabo de recibir un informe de un avistamiento…

- No, Mulder, por favor, Ovnis no, otra vez no… ¿No te cansas de esos bromistas que te embaucan cada vez más fácilmente?

- No, Scully, estás equivocada, es un avistamiento pero no de Ovnis, es una fuente muy fiable la que me señala que en una zona de Alaska ha sido visto un Yeti…

- ¿Una fuente fiable hablando de un Yeti…? – interrumpió con ironía.

- Sí… más popularmente conocido como el Abominable Hombre de las Nieves, hay fotografías y registros gráficos Scully, ya te las envié a tu correo electrónico.



Scully disimuló su sonrisa. No quería que Mulder sintiera que se estaba burlando, pero aunque quisiera parecer molesta, se estaba divirtiendo, ese era su Mulder, el Mulder de siempre, el que amó esa noche con tanta pasión que pensó que ella misma se desmoronaría.



- Bueno, pues si quieres ir, adelante… cada quien es libre de escoger como perder mejor su tiempo…

- Pues sí voy a ir… pero no sólo, Scully, te necesito allí para que seas testigo de lo que ocurra, la comunidad científica a mí no me creería, ni aunque le llevara la prueba más fehaciente e irrefutable, en cambio a ti…



Ella se sorprendió. Cierto, lo extrañaba, cierto, él también a ella… ¿pero encontrarse para ir juntos tras el inexistente, irreal e imaginario Abominable Hombre de las Nieves? Por más que Mulder le atenuara siempre el sentido de la racionalidad, esta vez no se dejaría convencer. Y además, el muy cínico ni siquiera mencionaba lo que había ocurrido entre ellos.



- No Mulder, y te lo repito, no. Estoy con toda mi familia por primera vez en mucho tiempo, no me lo perdonarían. Tengo reservaciones para volver a Washington en diez días y así será. Aquí está muy caluroso como para irme a pasar frío en Alaska, además de atravesar el país en pos de una causa pedida.



El guardó silencio un segundo. Con Scully más valía ser directo. Siete años de mensajes velados, encriptados y escondidos, le habían enseñado que con ella era mejor no utilizar indirectas. Lo mejor era ir al grano, para dejarla aturdida y que accediera.



Dudó un momento, pero el juego era al todo o nada, así que continuó.



- No pasarás frío Scully.

- Y ¿por qué estás tan seguro?

- Porque he reservado una bella, alejada y silenciosa cabaña, rodeada de nieve pero que tiene calefacción y que cuenta con dos grandes chimeneas, una en la sala y otra en la única habitación.

- Pero saldremos a investigar Mulder, si nos fuéramos a quedar todo el tiempo en la cabaña, te creo, pero tendremos que estar afuera, ir…

- No… a decir verdad.. no tendremos que estar afuera, ni salir a investigar nada… si lo deseas. Ah, y no te he informado sobre mi calor corporal… mundialmente conocido por derretir todo tipo de hielo…

- Pero entonces… ¿qué pasará con tu Yeti? – pregunto Scully aún algo confusa.



“¿Por qué si prácticamente era una genio científica, en lo atinente a su vida personal, Scully se demoraba tanto en entender ciertas cosas?” Se preguntaba Mulder, pero se lo explicaba fácilmente, durante esa noche apasionada juntos, había descubierto en ella una cierta ingenuidad que la hacía más auténtica, más hermosa, más atractiva... y ahora hacía gala de ella. Por eso, estremecido por los sentimientos que le generaba, casi en un susurro y con voz ronca, respondió...



- El Yeti puede esperar Scully, de hecho, el mismo avistamiento se repite al menos tres veces en el año, y si lleva allí tanto tiempo, pues seguramente podrá esperar a que le descubramos luego… ummm, el que no puede esperar soy yo... y diez días más… son una eternidad.



Una ola de remembranza atravesó el cuerpo de Scully cuando lo comprendió todo. No Yeti, no hombre de la nieves. Si Mulder, completo, entero, solo para ella.



Una esplendorosa y suave carcajada sonó a través de la línea, dejando a un Mulder, antes anhelante y lleno de ansiedad, completamente satisfecho. Él también sonrió, esperando una respuesta.



- Bien… en ese caso… llamaré inmediatamente para modificar la reserva de mi vuelo de regreso.

- Bien Scully… entonces nos vemos hoy mismo… lo más pronto que puedas.



La sonrisa se quedó en sus rostros cuando cada uno apagó su teléfono móvil.



Les esperaban unas calurosas, muy calurosas vacaciones en medio de la nieve.



FIN
"

martes, enero 03, 2006

ANHELO DESCONOCIDO



ANHELO DESCONOCIDO

Autora: Saranya.


Título: ANHELO DESCONOCIDO


Disclaimer: Reconozco y sé que los personajes mencionados en el presente relato son creación y propiedad de Chris Carter, la productora 1013 y la cadena FOX, y que los tomo prestados solo por diversión sin ánimo de lucro.


Rating: Para mí todo es MRS, aunque este es un MRS muy extraño porque no aparece uno de los personajes básicos para que lo sea, pero insisto, es MRS.


Nota de la autora: Dedico el presente relato a tod@s a quienes les resuene en su ser, y muy especialmente a aquell@s que me han animado a seguir escribiendo. Mis agradecimientos a Soy Tu Cero y a X- cully que lo leyeron antes y me regalaron sus comentarios.
Me encantaría recibir sus comentarios ya sea en esta página o al correo saranya.x@gmail.com . ¡Gracias por dedicar parte de tu tiempo a leerlo¡


Spoilers: Una escena perdida de Je Souhaite.




ANHELO DESCONOCIDO


Cuando tuvo una decisión en su mente la llamó.


Qué difícil había sido, hasta que descubrió que lo que debía buscar no era representar o deducir su verdadero y más íntimo deseo, sino hacer lo correcto, allí lo supo...


Por eso la llamó.


Ella vino con prontitud, tenía un fuerte presentimiento respecto a éste hombre, no era como los muchos que había conocido a lo largo y ancho de varios siglos. Tenía una iluminación especial, ella lo sabía... y lo comprobó, pues aunque su capacidad para sorprenderse había sido absorbida por los años, no lo pudo evitar, quedó sorprendida, más aún, no podía creerlo.


Él se lo dijo como si fuera lo más natural del mundo, “Quiero que seas libre, mi deseo es tu libertad”, y ella quedó confrontada con su visión prejuiciosa de la humanidad. Siempre pensó que no era por prejuicio, tenía razones más que sobradas para pensar así y una sabiduría acumulada que día a día le ratificaba su pensar: “Los seres humanos son basura... escoria del universo apartada de su conciencia de divinidad”, pero este hombre pertenecía a esa escoria del universo, indudable pero increíble. Ella siempre había servido a los caprichos de la búsqueda del poder y de la riqueza de los otros, siempre en pos del anhelo egoísta y malsano, siempre... así, hasta ahora.


Procesó el pedido con lentitud. No era el deseo del hombre, era su propio deseo ¡el de ella! Qué impotencia eterna la de tener un poder ilimitado para utilizar en el beneficio de los demás y no del propio. No era su costumbre, no le era permitido, las reglas del otro lado del velo eran claras e inamovibles. Nunca en beneficio propio, hasta ahora, que tenía la oportunidad, gracias al deseo expresado por este hombre.


Su corazón se llenó de alegría absoluta, fue abrasada por esa sensación ya olvidada, pues hasta ese momento era la indiferencia la que se había depositado en todas partes de su ser. Estaba conmovida, sobre todo porque para ella era evidente que este hombre tenía más necesidades que cualquier otro, requería más respuestas de las que pudiera buscar y encontrar algún día, estaba inmerso en la culpa y el dolor, tenía hasta una enfermedad en apariencia incurable, pero también tenía algo de felicidad... una persona, un alguien que le completaba y le llenaba de esperanza, quizá era que solo con eso le bastaba... era bastante, pero no suficiente, sobre todo visualizando las pruebas que aún tendría que afrontar.


Era innecesario decir gracias. Suavemente sonrió y le acarició la mejilla. Para ser cumplido su deseo sólo faltaba algo que las leyes le permitían, aquel que escogiera el deseo correcto, el más desinteresado, despojado de egoísmo, era acreedor a un premio: Se le otorgaba el mayor anhelo que albergara en su corazón, sin necesidad de decirlo, pues rara vez la mente conciente lo conocía.


Ella se lo contó, necesitaba su permiso para obrar.


Él preguntó las condiciones y los requisitos.


No habían. Era sin condiciones. Sin requisitos. Sin tener que pedir con especificidad o redactar a la perfección el pedido. Era natural... y simple.


- ¿Y sabré qué es lo que me concedes?
- No ahora, pero si eres lo suficientemente perceptivo, cuando tengas tu deseo en tus brazos sabrás reconocer el milagro.
- Entonces es algo físico, material, pues lo tendré en mis manos...
- Sí... en tus manos, en tus brazos, en tu corazón, en tu alma... lo tendrás para siempre como grabado a fuego en tu ser, por ello te digo, es más que algo material...


Él guardó silencio, su mente bullía en el maremágnun de la duda, sus pensamientos eran ondas que sin ser expresadas retumbaban en la mente de ella: "¿Lo que me conceda será en verdad lo que deseo? ¿Y ese deseo será para mí, para alguien en especial o para la humanidad? A veces me horrorizo con mis propios pensamientos, por ello ¿será algo sabio anhelarlo? O traerá dolor y sufrimiento..."


Para su sorpresa ella dió respuesta al eco perdido de sus pensamientos.


- Calma, calma, es poco lo que puedo decirte... en verdad lo deseas... es un deseo para ti, para alguien en especial y que tendrá repercusiones para toda la humanidad... no es sabio o torpe, no es bueno ni malo desearlo... y traerá tanta alegría como dolor en su momento, pero es el riesgo de todo lo que ustedes los humanos emprenden, la ambivalencia eterna... no por ello debe evitarse.


El sol del ocaso iluminaba el rostro de Mulder reflejando como se diluía la incertidumbre, sus ojos verdes centelleaban en medio de la tentación de lanzarse hacia lo desconocido... asumir el riesgo, ¿qué más daba? Su lucha se había vuelto eterna y el tiempo se acortaba... por lo menos obtener algo, aunque ahora se ocultara a sus ojos y a su comprensión, debía confiar en su fe, en sus convicciones y ese deseo seguramente se derivaba de ellas.


- Acepto – dijo con decisión.
- Es un hecho – respondió ella despidiéndose con una sonrisa, agradecida con toda la fuerza de su ser porque por primera vez después de muchos siglos, una vez cumplida su misión, ya no debía retornar a la alfombra polvorienta.


Y él quedó allí, solo, iluminado por la luz de penumbra que entraba a través de la persiana, ignorando el hecho de que en ese mismo instante, Dana Scully había recuperado la posibilidad biológica de ser madre.


FIN
¡Feliz año nuevo para tod@s!