lunes, junio 06, 2016

Lecturas Con Aroma De Café: Sandra en la FILBo2016 Crónica #4

Lecturas Con Aroma De Café: Sandra en la FILBo2016 Crónica #4: En la 29ª Feria Internacional del Libro de Bogotá -FILBo2016- Sandra estuvo en la primera jornada de los Foros del Libro . Evento or...

domingo, junio 05, 2016

Lecturas Con Aroma De Café: Sandra en la FILBo2016 Crónica #3

Lecturas Con Aroma De Café: Sandra en la FILBo2016 Crónica #3: Esta es una entrada atrasada, el tiempo juega muchas veces en nuestra contra. En fin, la FILBo2016  terminó pero nosotras queremos seguir co...

domingo, julio 05, 2009

CELOS Y REDENCIONES

2. CELOS Y REDENCIONES reviews
Edward vive su propio infierno cuando Bella escapa para encontrarse con Jacob, los celos le carcomen de una forma muy humana y monstruosa a la vez, su autocontrol se ve amenazado; sin embargo ¿tendrá algo que lo redima? One-shot
Twilight - Rated: T - Spanish - Drama/Romance - Chapters: 1 - Words: 2,846 - Reviews: 10 - Published: 5-20-09 - Edward & Bella - Complete

lunes, enero 22, 2007

MALDITOS MALENTENDIDOS

MALDITOS MALENTENDIDOS

"El silencio es como el viento: atiza a los grandes malentendidos y no extingue más que los pequeños." Eddie Constantine.


La vida podría haber sido más llevadera si no hubiese confirmado, ese mismo día, que ella no le amaba. No lo dijo de una manera directa, pero si dejó claro que el amor no era un sentimiento que la hubiese capturado en los últimos años.

Qué estúpido había sido en preguntar, pero casi sin saberlo la conversación durante el almuerzo tomó un giro hacia temas nunca antes tocados y una vez roto el dique de contención soltó la pregunta. Ella había parecido deseosa de que a él le quedara claro el asunto, quizá había detectado de algún modo el sentir unilateral de él hacia ella y deseaba disuadirlo de seguir con ello porque le haría daño. Y ella no le amaba, era obvio, pero sí le quería, de alguna manera y como amigos, y no le interesaba hacerle daño, sin duda lo dijo para que se pusiera en guardia y no terminada destrozado.

Maldito el cariño que ella sentía por él, el interés maternal o de hermana que le llevaba a hacer algunas locuras por su causa y que le llevaron a malinterpretarla, maldito el sentido de lealtad y la calidez que ella le brindaba porque nacía de un amor de amigos, sin apasionamiento de nada. Maldita la perfección de ella que le hacía amarle de la forma perfecta y conveniente, de la forma social y políticamente correcta.

Qué estúpido había sido, hasta ese momento no se dio cuenta con cuanta intensidad había guardado la esperanza de que ella de alguna manera le amase, de que su interés por su suerte, el que le curara cariñosamente las heridas, el que soportara con estoicismo sus llamadas de madrugada, su mirada, sus roces, representara de alguna manera algún tipo de admiración secreta que ella le profesara.

Pero no, era un absurdo, era el completo idiota que además de esperar lo impensable se cuidaba de no mostrar su sentir, se había vuelto tan experto en ello que le sorprendió como no le dio ningún trabajo simular su complacencia y acuerdo ante la respuesta de ella, logró desviar la mirada para no delatarse y el brillo húmedo de sus ojos lo escondió bajo un bostezo justificado en el insomnio de la noche anterior.

Maldita la hora en que se le había ocurrido hacer preguntas y maldita la hora en que ella había decidido responder con sinceridad. Maldito el sentimiento ausente de ella que le dejaba ahora vacío, sin sentido, como un estropajo escurrido y seco cuyo mejor destino sería el olvido. Maldito sentimentalismo el suyo, maldito su propio corazón que no venía con dispositivo de desconexión de sentimientos que no fuera la muerte misma. Madito teléfono que le atraía en medio de la oscuridad de la noche porque sólo la voz de ella le daría algún tipo de calma, maldita contención la suya que no le permitía tomarlo porque sólo quería escuchar, hablar no pues se delataría, porque a esa hora de la noche ya estaba bañado en llanto.

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Si ella ese día a la hora del almuerzo hubiese callado no estaría a esas alturas de la noche dando vueltas en la cama esperando una llamada que nunca llegaría. Ella fue clara y él circunspecto, sólo bostezó ante la respuesta que ella había dado de forma impulsiva con el secreto fin de sondear sus sentimientos.

Qué estúpida había sido al dar una respuesta de esa forma, rara vez la conversación durante el almuerzo tomaba giros insospechados y cuando sintió que los temas personales les daban esa conexión tan íntima se asustó, quiso retroceder pero al mismo tiempo indagar, saber y conocer, explorar lo que flotaba en el interior de ese corazón de hombre que le había formulado esa pregunta con un dejo que a ella le pareció esperanzador, pero que al mismo tiempo desvió la mirada por un instante hacia la Agente Collins que almorzaba dos mesas más allá.

Maldita perra la Agente Collins que le miraba a él como una cabaretera buscando cliente y maldita la forma como él le correspondía las miradas, dirigidas especialmente al escote impropio para una Agente del FBI. Maldita la forma como él asumió su respuesta, con el desvío de su mirada y ese bostezo que le resultó ofensivo porque denotaba el poco interés que tenía en el asunto, maldita toda la necesidad que ella tenía de expresar sus sentimientos pero que al final calló y maldita la mentira que le había dicho. Pero sobre todo, sobre todo, maldita la Agente Collins.

Era una reiterada estúpida. Pero el haberle contestado con la verdad tampoco le hubiese aportado nada, sólo la vergüenza de profesar y además, prácticamente confesar, un amor no correspondido. Y por ese sentido la dignidad pudo enmascarar con una sonrisa todo su sentir, y cambiar de tema hacia asuntos más triviales, como la lucha contra la colonización extraterrestre y el complot internacional.

Si hubiese dicho la verdad se habría visto condecorada como la princesa del absurdo, la inmadura y descontrolada Agente que de la forma más irracional se había enamorado de su compañero de trabajo, es decir, de la forma en que aspiraba no verse nunca jamás expuesta ante nadie, ¿Qué decir? ¿Que llevaba por lo menos 5 años enamorada de la forma más tonta, con un sentimiento intenso y avasallador, tan potente como nunca jamás pensó que pudiera darse? Si se hubiera delatado dónde quedaba su esencia, su dignidad como la racional, controlada y madura mujer que deseaba seguir aparentando ser.

Malditos los sentimientos no correspondidos, desperdiciados en el aire de lo intangible, proyectados con pasión al vacío, malditos los momentos perdidos soñando y esperando, malditas las llegadas presurosas al trabajo sólo por verlo y respirar su aroma, maldita la costumbre que él había tomado de darle un beso de saludo en la mejilla por la mañana y que le hacía estremecerse de pies a cabeza, madito teléfono que nunca sonaría a menos que se hubiese encontrado un espécimen extraterrestre en algún punto del polo con lo cual él la necesitara para convalidar científicamente el descubrimiento, malditas las lágrimas que le cubrían y que le hubiesen impedido contestar de todos modos en caso de que timbrara.

Malditos.

FIN

sábado, octubre 21, 2006

SECRETOS PARA MANTENER EN SECRETO UN SECRETO




Quizá no soy la más apropiada para dar estos consejos. No soy persona muy transparente pues habitualmente tengo mucho control sobre todo lo que hago, pienso y expreso, pero finalmente he caído y sucumbido a la tentación de revelar la verdad, sólo que después de muchos años.

Antes de todo hay que decir que para una persona de mis características lo peor que me pudo pasar fue darle pie en mi corazón y en mi alma para que se generara un algo que debiera permanecer oculto, ya fuera por conveniencia y deber laboral, porque por mucho tiempo pensé que expresarlo era exponerme a la mayor humillación de mi existencia al no encontrar en el otro sentimientos recíprocos, al parecerme lo más carente de cientificidad que me hubiera pasado en la vida, en fin...

Y a pesar del ímpetu de lo que sentía luché contra aquellos sentimientos y perdí en mi lucha. Cuando no me quedaba otra alternativa que aceptarlos, cuando a pesar de todas mis argumentaciones mentales de carácter racional no pude menos que admitir que simplemente, eran, y allí estaban, y no iban a cambiar o a modificarse, no tuve más remedio que ocultarlos.

Y con el paso de los años, gané maestría en ello, por eso me animo a dar consejos ahora, porque a pesar de no ser lo más recomendable, entiendo que muchas mujeres nos enfrentamos a la necesidad, a la obligación, al imperativo social muchas veces, de ocultar lo que sentimos.

Mis técnicas han sido resumidas para mayor comprensión de las lectoras, pero si les parecen útiles y viables, de pronto me animo a escribir el libro.

El primer paso es manejar la respiración. Los jadeos entrecortados cuando hay cercanías fortuitas e inoportunas quedan descartados en las horas de oficina y pospuestos para las noches de remembranza. Los suspiros se pueden dar – si así no fuera quizá desfallecerías – pero siempre a espaldas del susodicho y si por algún acaso del destino de todos modos eres detectada, tendrás a la mano frases como “Por fin aire puro”, o “que sofocante es esta oficina”, las cuales despistarán, absolutamente, al enemigo.

El segundo paso es modular la voz al punto de sacarla del cuerpo sin variaciones que revelen tu sentir. Este es de los asuntos más difíciles de lograr, sobre todo si con el paso de los años te conocen mucho y has perdido credibilidad con cada momento en que has repetido “Estoy Bien...” (Consejo adicional, tratar de no perder la credibilidad en este sentido). Para lograrlo debes evitar fijar tu pensamiento en su manzana de adán – que de seguro ondea de forma perturbadora -, en sus manos – con la idea de lo que podrían hacer o tocar y hacerte sentir -, o en su boca – alerta roja si la lengua asoma por sus labios, debes alejar la mirada porque estarás a punto de perder el control - , o de la porción de nuca que asoma gracias a su corbata desanudada – porque no podrías evitar pensar en lo que sería morderla-. Si fijas tu vista en otra parte que amable lectora, ya imaginas cual es, y no la separas de allí, ya no hay nada que hacer, ni siquiera intentes seguir estos consejos, estás tan perdida que deseas de todo corazón ser descubierta y en tal caso es mejor que no pierdas el tiempo y hables.

El tercer paso es que a pesar de tener un volcán en erupción en el pecho, por ejemplo cuando los celos te ahoguen, te puedas mostrar tranquila y serena y presentar ante el público en general una sonrisa idiota e inexpresiva. El secreto para ello está en explorar hasta el fondo tus ausentes cualidades como actriz, aprovechándote también de la estupidez masculina que les impide – en todos los casos - detectar precisamente que en ese momento te encuentras a punto de tomar tu arma y descargarla con saña en cualquier fémina que se atraviese ante su mirada. Existe también la opción desesperada de decir que vas a retocarte al baño y allí gritar con una toalla entre la boca o que en la noche te desfogues en una lucha cuerpo a cuerpo con tu almohada, en cuyo caso hay que recuperar rápidamente el sentido cuando el timbre del teléfono te interrumpa y debas aparentar enojo porque te han despertado a esas horas de la madrugada.

El cuarto son algunos tips variados. Llorar y mostrarle todo lo que sientes solamente cuando esté desmayado, aturdido por un virus mortal o en estado de coma. Abrazos permitidos solo en casos muy excepcionales – porque ponen a prueba la fuerza de voluntad arriesgándote en extremo – y besos solamente en la frente habiendo practicado en casa con gran disciplina el cómo no desviar el camino, acuérdate, la frente queda en la frente, no debajo de la nariz o en la base del cuello (me pasó una vez, upppss), puntos con los que tendrás que tener mucho cuidado por lo atrayentes. La técnica es como cuando en la Universidad yo estudiaba anatomía, si requieres compás y escuadra puedes usarla, si tienes cráneo humano o muñeco inflable para practicar y mejorar la puntería tendrás más posibilidades de éxito.

Hay que tener especial cuidado en que el ocuparte de estas artes del ocultamiento no te haga indiferente a los signos que te puedan indicar lo que él siente. No te digo que seas muy optimista, pero tú si puedes interpretar como quieras sus suspiros cuando lanza lápices al techo, sus lágrimas cuando llora y toma tu mano pensando que estás dormida, cuando te abraza y toma de las manos con la excusa de enseñarte a jugar al béisbol... qué mas da, finalmente tienes que conseguir insumo para fantasear en las noches de insomnio – otra importante cosa es hacerle creer que duermes sin perturbaciones – y estás en todo tu derecho.

Nota 1: Todas mis teorías han sido probabas y puestas en práctica en repetidas ocasiones, así que tienen eficacia comprobada.

Nota 2: No recibo ni admito demandas de indemnización de perjuicios por haber puesto en práctica estos consejos y que hayan fallado, su éxito depende del grado de inteligencia de la mujer y del de estupidez del hombre, lo último lo garantizo pero lo primero no.

Nota 3: Se preguntarán ustedes como caí finalmente y me delaté. Sólo diré ante ello y como último consejo, que no te expongas a quedarte dormida en su sofá cubierta con su manta, con su olor impregnándote y sabiéndole cerca. Te aseguro que despertarás habiendo olvidado todos los consejos aquí relacionados.

lunes, febrero 27, 2006

FIJACIÓN ORAL

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Autora: Saranya.

Título: FIJACIÓN ORAL

Disclaimer: Garantizo que no me lucro con la utilización de estos personajes, pues son de ya saben quienes.

Rating: No puedo creer que diga esto, con la aversión que le tengo a los babyfics, dado que sufrí mucho con el nacimiento y pérdida de William, pero es un babyfic del tipo: MRSW.

Nota de la autora: Dedico el presente relato muy especialmente a Helessa, Anascully y a FBI, abanderadas del reto babyficstico (perdón por la palabra, nunca la había escuchado y menos, escrito).

Otra nota: Una compatriota mía sacó un disco con el mismo nombre de mi relato, pero nada que ver lo uno con lo otro, todo fue casualidad, diría que ella se copió de mí si pudiera probarlo, pero no puedo dado que no es verdad.

Spoilers: La octava... snifff, snifff. (La sufrí mucho)

Me encantaría recibir sus comentarios.


FIJACIÓN ORAL

Mulder esperaba impaciente en el pasillo, fuera de la habitación.

Todo había sucedido tan rápido, que hasta ahora tenía tiempo para sentarse, solo, a enfrentar sus propios pensamientos y sensaciones sobre lo ocurrido.

Y estaba muy confuso.

Tenía tantos recuerdos agolpados en la mente, recuerdos demasiado tormentosos como para ser compartidos. Y ahora estaba allí, afuera de la habitación de Scully, mientras la familia de ella, Skinner y Doggett la visitaban. Esperaban que el bebé fuera traído después de la revisión exhaustiva a que estaba siendo sometido en la unidad de neonatos del hospital.

Todos expectantes, nerviosos... cualquier cosa podría pasar.

Mulder no soportó la tensión ni mucho menos ver la mirada cargada de angustia de Scully mientras esperaba, por ello se alejó y decidió quedarse afuera. No era mucho el cambio, desde su regreso de la muerte se había sentido así, fuera, de la vida de ella, de su reciente pasado, de su trabajo, de todo. El mundo se acostumbró demasiado rápido a seguir girando sin su presencia, demasiado fácil, como si no hubiera dejado huellas con toda su lucha y su búsqueda de los últimos años.

Pero lo que más le dolía era que sentía que Scully había podido seguir su vida sin él. "¿Qué esperabas, maldito egoísta?" - se preguntaba mentalmente - ¿acaso que se hubiera vaciado el cartucho de su pistola en el cerebro, que se hubiese lanzado de un puente o algo por el estilo?" Pues ella siguió su vida, buscó alternativas para tener a su hijo, a su anhelado hijo, seguro encontró un donante que resultó más efectivo que él mismo, quizá el problema del fracaso anterior había sido la mala calidad de la materia prima del donante, y no Scully misma, pero ahora, con otro, si le había funcionado.

Porque de algo si estaba seguro, Scully no tenía otra relación sentimental, estaba sola, pero con un hijo... un hijo, oh Dios, Scully con un hijo, y Mulder recordaba como lo tuvo brevemente en brazos mientras se lo entregaba a Mónica para llevarlo al helicóptero, y después él mismo tomaba en brazos a Scully, quien se aferró a él con todas sus fuerzas.

Inexplicablemente se sentía marcado por ese breve momento en que cargó al bebé. Aunque no se detuvo a mirarlo sintió una calidez suave y su corazón dio un vuelco cuando lo sintió respirar, moverse... muy, muy breve momento, pero esa sensación lo dejó tan impresionado que inmediatamente entregó el bebé a Reyes y se dedicó a llevar a Scully. Sólo hasta ahora tenía tiempo para pensarlo. Una sensación extraña, una conexión inexplicable, casi paranormal tenía con ese niño, pues aún sin verlo, lo sintió vivo, naciente, y con esa fuerte corazonada fue guiando al piloto del helicóptero, hasta encontrarlos.

Y ahora el bebé se hallaba en la unidad de neonatos, la zozobra le embargaba y aunque hubiera querido irse, retirarse y dejar el espacio para todos aquellos que habían seguido su vida, sin él, no podía. Debía saber como estaba . Le era imprescindible.

Se levantó un cierto revuelo cuando una enfermera acompañada del pediatra atravesó el pasillo llevando al bebé en brazos. Mulder vio como entraron a la habitación de Scully pero no se atrevió a seguirlos. Solo vio a través de la ventana de la puerta, las expresiones de alivio en el rostro de todos y comprendió.

Estaba bien, normal... como todos los bebés. Una sensación de paz y de alivio le traspasó por completo, sobre todo cuando vio el rostro lloroso y sonriente de Scully mientras recibía al niño en sus brazos.

Mulder se hizo a un lado cuando todos comenzaron a marcharse. Maggie se acercó y le dejó un beso sonriente en la mejilla, con más cariño del habitual, pero el no pudo hablarle y únicamente sonrió. Cuando solo quedaban Skinner y Doggett en la habitación no se resistió y decidió entrar.

El bebé ya se encontraba en una pequeña cunita al lado de la cama de su madre y ella sonreía, con la beatitud de quien es consciente de que ha acabado de conocer personalmente al ser más importante de toda su existencia.

Él se acercó mientras los otros hombres se hacían a un lado y le tomó la mano.

- ¿Cómo te sientes? Y quiero la verdad, no el tradicional "Estoy bien, Mulder". - le dijo sin poder apartar la mirada de sus ojos.

- En este caso es verdad, estoy bien Mulder, quizá un poco dolorida, pero muy, muy bien. - Le dijo mirando en dirección a su hijo, guiando también la mirada de Mulder hacia él.

La cierta magia que les envolvía se vio turbada por un fuerte ruido, en ese momento entró avasalladora la enfermera que antes había llevado el bebé a la habitación.

- Buenas tardes, caballeros... doctora Scully, vengo a que iniciemos el proceso de lactancia materna, ¿está usted de acuerdo, cierto? Pues siendo doctora, sabrá de la importancia de la leche materna...
- Por supuesto – afirmó Scully - es mi intención lactarlo.
- Pues bien, entonces que se quede el padre y salgan los demás.

Doggett y Skinner, un tanto apenados por estar en medio de tan íntimo momento, se acercaron a la cama de Scully para despedirse. Mulder no sabía si seguirles o quedarse, lo único claro que tenía en ese momento al ver que se despedían, era que ninguno se sabía el donante de la materia prima efectiva para haber hecho a ese bebé.

Cuando se marcharon Mulder optó por hacer lo mismo, pero una mirada firme de Scully, sin saber como ni por qué, lo hizo quedarse en su sitio.

- Bien, - continuó la enfermera- señor...

- Mulder - completó él.

- Debe ayudarme.


La enfermera ayudó a Scully a incorporarse y a dejar por fuera de la bata sus senos, le revisaba y apretaba los pezones verificando que bajara leche, en efecto una gotas transparentes y aceitosas se asomaron y por ello la enfermera con entusiasmo dijo:

- Señor Mulder, alce usted a su hijo y colóquelo cerca del pezón. Durante mucho tiempo se pensó que la lactancia era solo asunto de las mujeres, pero hoy día los padres también tienen que participar, y muy activamente.

Mulder quedó sorprendido ante la extraña petición. Sólo atinó a mirar a Scully y detectó sus ojos que se llenaban de lágrimas y su respiración anhelante, incierta, quizá algo suplicante. Además sentía con tanta certeza dentro de sí la presencia de ese niño, que paralizado se quedó allí en su sitio, sin posibilidades de escapar.

En segundos reaccionó, tomó al niño en brazos y suavemente, aunque con algo de torpeza, lo colocó cerca del pezón derecho de Scully. El niño se revolvía inquieto, quizá ya hambriento, y Mulder pudo contemplarlo por primera vez. No se resistió y con su mano libre tocó la tersura de sus mejillas.

- Parece de raso - dijo, sin poder evitar sonreír.

Lo acercó más a Scully y ubicó su boca cerca de su seno. El bebé apenas sintió la suavidad del pezón de ella cerca de sus labios instintivamente se lanzó a chuparlo con ansiedad. Mulder acercó su rostro, las miradas de ambos se encontraron, se sonrieron.

- Woooow, reaccionó de la misma forma que yo cuando vi por primera vez tus senos, bueno, cuando los vi en el contexto apropiado, porque antes... - dijo Mulder, medio en serio medio en broma, despertando una sollozante carcajada de Scully.

- Si, exactamente como tú... – reconoció Scully, sonriendo, rememorando esos momentos tan mágicos, tan asombrosos.

Mulder sintió como sus propios ojos se llenaban de lágrimas contemplando esa escena.

- Es maravilloso, verte aquí, alimentando por primera vez a tu hijo, tal como lo habías soñado tanto tiempo.

- Si, y contigo, vivo, a mi lado, y con él, completamente normal, sano... – completó ella.

La enfermera, viendo que ellos dominaban perfectamente la situación, se retiró en silencio.

De fondo solo se escuchaba el ansioso y goloso succionar del bebé. Scully pidió ayuda a Mulder para cambiarlo de seno, y otra vez el bebé se aferró fuertemente al pezón y lo succionaba, como si fuera la última comida de su vida, bueno, la primera.

- Y además... es lógico que mi bebé reaccione como tú... con seguridad se parecen mucho... – Scully dudaba y le esquivaba la mirada - Mulder, el es...

Él le puso suavemente un dedo sobre sus labios para que callara, se miraron y solo la voz de él resonó en la habitación, pues la súbita revelación que tuvo en su mente se abrió paso e hizo innecesarias más palabras...

- Lo sé Scully... es mi hijo.

Ella asintió, con las lágrimas fluyendo libremente.

Mulder se acercó a ambos y depositó un beso en la pequeña cabecita y luego deslizó sus labios dejando un suave beso en el seno con el cual Scully alimentaba al bebé, a quien ya se le veía somnoliento.

- No quiere separarse de ti – dijo Mulder al contemplar le resistencia del bebe a sacar el pezón de su boca, ya dormido- no lo culpo, yo también he querido reposar y pasar allí eternos minutos, es un sitio privilegiado.

Ella solo le sonrió, emocionada, e incapaz de articular palabra, acercó a Mulder y le besó en la frente, mientras le entregaba el niño para que lo depositara nuevamente en la cuna.

Él contempló a su hijo ahora en sus brazos y le besó la frente, mientras se acercaba a los labios de ella y la besaba.

Ambos se miraron, se sonrieron, se abrazaron.

FIN

LA PRIMERA LLAMADA

"Autora: Saranya.


Idea original: Summerrain.


Título: LA PRIMERA LLAMADA


Disclaimer: Garantizo, aunque sin el pleno uso de mis facultades mentales, que no me enriquezco con la utilización de estos personajes, pues son de ya saben quienes, los únicos que tienen derecho a convertirlos en simples objetos de lucro.


Rating: Para mí todo es MRS, aunque este es un MRS muy UST.


Nota de la autora: Dedico el presente relato muy especialmente a Summerrain, por haberme regalado una inspiradora idea, y a tod@s l@s que me regalaron sus palabras con ocasión de mis anteriores relatos, cada un@ lo sabe, y lo repito, de corazón, con mis agradecimientos, dedicado a ti, cada comentario, cada palabra que me has dejado, me ha brindado una gran alegría y el ánimo de continuar escribiendo.


Spoilers: Ninguno.


Me encantaría recibir sus comentarios ya sea en esta página o al correo saranya.x@gmail.com . ¡Gracias por dedicar parte de tu tiempo a leerlo¡


LA PRIMERA LLAMADA



Por temor había querido aplazar esa llamada desde hace dos días, pero el anhelo de escucharla se había intensificado desde el momento mismo de recostarse en el sofá, hace ya unas cuantas horas.



Aunque había prendido el televisor y utilizado todas sus técnicas alternativas a contar ovejas, el sueño estaba muy lejano. Se dio cuenta entonces de que hacerlo era algo inevitable, necesario, pues sin escucharla no lograría amanecer con su salud mental indemne.



Sería la primera vez que la llamaba después de lo ocurrido. Al principio pensó que debían hablar de ello personalmente, pero todo sucedió al comienzo de las dos semanas de vacaciones forzosas a las que habían sido sometidos, y Scully al día siguiente había viajado a San Diego.



Si esperaba a verla personalmente podría ser demasiado tarde, su amistad pendía de un hilo y era indispensable por lo menos valorar el riesgo a que estaba siendo sometida. Aunque fuera arriesgándola más.



No importaba que fueran ya las dos de la madrugada, o que ella estuviera probablemente dormida, exhausta después de sus reuniones familiares... soportar sobrinos, hermanos, madre y todas las desventajas que ello acarreaba para el descanso y la relajación que debían ser propias de un periodo de vacaciones.



Marcó el número de su teléfono móvil para no alamar a la familia. Era considerado, nadie lo notaría ni se lo reconocería, pero por lo menos buscaba no despertarlos a todos y, de paso, no ganarse una muerte temprana por violación al “Régimen de Incomunicación con Mulder” que Bill Scully quería siempre para su hermana cuando se encontraba visitándole.



Y ya eran dos días, por Dios, dos días, seguidos, continuos y sin interrupciones, sin ella.



Era insoportable.



Además tenía la excusa perfecta. Seguramente Scully lo estaba deseando, tener la oportunidad de realizar algo de trabajo, aunque extraoficial, porque si en algo se parecían era en que habían aprendido a odiar esos recesos obligatorios, que les hacía dejar de trabajar y lo peor, dejar de verse.



Pero había que comer, pagar el alquiler y un largo etcétera de obligaciones, además de todas las verdades tan buscadas que estaban inconclusas, lo que les llevaba a querer conservar el trabajo, y si no tomaban las vacaciones serían sancionados con suspensión sin salario. Era mejor parar, tomarlas, con el inconveniente de abandonar temporalmente la búsqueda y lo peor, dejar de verse.



El teléfono sonó y se demoró en ser contestado.



Ella no le iba a demostrar que era la segunda noche que dormía con el móvil debajo de la almohada, revisándolo de vez en cuando para ver si se encontraba averiado, o que no había podido dormir porque luchaba contra el deseo de llamarle, así que apenas escuchó el timbre y vio su nombre en la pantalla se contuvo para no contestarlo inmediatamente, hasta que al fin, con un suspiro contestó.



- Hola – dijo ella.

- Hola – contestó él.



Silencio. Eran las primeras palabras que se dirigían después de esa noche, y cada uno en su mente recreaba lo ocurrido. Mulder pensaba en las fórmulas posibles para transmutar las formas del lenguaje conocido, para expresar el anhelo, el desconcierto, el inmenso placer que le dejó esa noche… pero se contuvo porque aún no había tecnología para diseccionar los sentimientos y entregarlos traducidos al interlocutor, para que solo captara lo que se deseaba, sin tergiversaciones, sin malentendidos.



Aunque estaba dispuesto a arriesgarlo todo, un “Te extraño” sonaría muy directo, muy aterrador y puede que Scully optara por la huida permanente como única salida razonable. Por ello le dijo,



- Te extraño.



Ella solo sonrió. Si, era aterrador, pero excitantemente aterrador.



- Yo… he…

- …también me extrañas. – completó Mulder – y aún nos quedan casi dos semanas más para reanudar el trabajo.

- Si, Mulder, falta todo ese tiempo… - su voz sonaba algo ansiosa, pero cálida - deberías ocuparlo en algo, quizá pensar en hacer algún viaje, alguna otra búsqueda espiritual de esas típicas tuyas, no sé…



Scully estaba en verdad preocupada, hubiera querido hablar con él y dejarlo todo claro, que la amistad era lo más importante, ante todo, pero esa noche no hubo oportunidad, todo fue tan intenso, tan inmensamente físico y trascendental al mismo tiempo, que hablar hubiera resultado un sacrilegio.



Y luego ella se fue de viaje, al principio pensó en cancelarlo, pero huir era un buen camino, aunque temporal, pues si bien sus cuerpos habían hablado, expresado y sentido, comunicado todo lo que deseaban comunicar, enfrentarlo implicaba hacer algo a lo que por primera vez tenía un miedo absoluto: racionalizar, en este caso, sus sentimientos por Mulder.



- Pues sí tengo planes, Scully, quería contártelo, acabo de recibir un informe de un avistamiento…

- No, Mulder, por favor, Ovnis no, otra vez no… ¿No te cansas de esos bromistas que te embaucan cada vez más fácilmente?

- No, Scully, estás equivocada, es un avistamiento pero no de Ovnis, es una fuente muy fiable la que me señala que en una zona de Alaska ha sido visto un Yeti…

- ¿Una fuente fiable hablando de un Yeti…? – interrumpió con ironía.

- Sí… más popularmente conocido como el Abominable Hombre de las Nieves, hay fotografías y registros gráficos Scully, ya te las envié a tu correo electrónico.



Scully disimuló su sonrisa. No quería que Mulder sintiera que se estaba burlando, pero aunque quisiera parecer molesta, se estaba divirtiendo, ese era su Mulder, el Mulder de siempre, el que amó esa noche con tanta pasión que pensó que ella misma se desmoronaría.



- Bueno, pues si quieres ir, adelante… cada quien es libre de escoger como perder mejor su tiempo…

- Pues sí voy a ir… pero no sólo, Scully, te necesito allí para que seas testigo de lo que ocurra, la comunidad científica a mí no me creería, ni aunque le llevara la prueba más fehaciente e irrefutable, en cambio a ti…



Ella se sorprendió. Cierto, lo extrañaba, cierto, él también a ella… ¿pero encontrarse para ir juntos tras el inexistente, irreal e imaginario Abominable Hombre de las Nieves? Por más que Mulder le atenuara siempre el sentido de la racionalidad, esta vez no se dejaría convencer. Y además, el muy cínico ni siquiera mencionaba lo que había ocurrido entre ellos.



- No Mulder, y te lo repito, no. Estoy con toda mi familia por primera vez en mucho tiempo, no me lo perdonarían. Tengo reservaciones para volver a Washington en diez días y así será. Aquí está muy caluroso como para irme a pasar frío en Alaska, además de atravesar el país en pos de una causa pedida.



El guardó silencio un segundo. Con Scully más valía ser directo. Siete años de mensajes velados, encriptados y escondidos, le habían enseñado que con ella era mejor no utilizar indirectas. Lo mejor era ir al grano, para dejarla aturdida y que accediera.



Dudó un momento, pero el juego era al todo o nada, así que continuó.



- No pasarás frío Scully.

- Y ¿por qué estás tan seguro?

- Porque he reservado una bella, alejada y silenciosa cabaña, rodeada de nieve pero que tiene calefacción y que cuenta con dos grandes chimeneas, una en la sala y otra en la única habitación.

- Pero saldremos a investigar Mulder, si nos fuéramos a quedar todo el tiempo en la cabaña, te creo, pero tendremos que estar afuera, ir…

- No… a decir verdad.. no tendremos que estar afuera, ni salir a investigar nada… si lo deseas. Ah, y no te he informado sobre mi calor corporal… mundialmente conocido por derretir todo tipo de hielo…

- Pero entonces… ¿qué pasará con tu Yeti? – pregunto Scully aún algo confusa.



“¿Por qué si prácticamente era una genio científica, en lo atinente a su vida personal, Scully se demoraba tanto en entender ciertas cosas?” Se preguntaba Mulder, pero se lo explicaba fácilmente, durante esa noche apasionada juntos, había descubierto en ella una cierta ingenuidad que la hacía más auténtica, más hermosa, más atractiva... y ahora hacía gala de ella. Por eso, estremecido por los sentimientos que le generaba, casi en un susurro y con voz ronca, respondió...



- El Yeti puede esperar Scully, de hecho, el mismo avistamiento se repite al menos tres veces en el año, y si lleva allí tanto tiempo, pues seguramente podrá esperar a que le descubramos luego… ummm, el que no puede esperar soy yo... y diez días más… son una eternidad.



Una ola de remembranza atravesó el cuerpo de Scully cuando lo comprendió todo. No Yeti, no hombre de la nieves. Si Mulder, completo, entero, solo para ella.



Una esplendorosa y suave carcajada sonó a través de la línea, dejando a un Mulder, antes anhelante y lleno de ansiedad, completamente satisfecho. Él también sonrió, esperando una respuesta.



- Bien… en ese caso… llamaré inmediatamente para modificar la reserva de mi vuelo de regreso.

- Bien Scully… entonces nos vemos hoy mismo… lo más pronto que puedas.



La sonrisa se quedó en sus rostros cuando cada uno apagó su teléfono móvil.



Les esperaban unas calurosas, muy calurosas vacaciones en medio de la nieve.



FIN
"

martes, enero 03, 2006

ANHELO DESCONOCIDO



ANHELO DESCONOCIDO

Autora: Saranya.


Título: ANHELO DESCONOCIDO


Disclaimer: Reconozco y sé que los personajes mencionados en el presente relato son creación y propiedad de Chris Carter, la productora 1013 y la cadena FOX, y que los tomo prestados solo por diversión sin ánimo de lucro.


Rating: Para mí todo es MRS, aunque este es un MRS muy extraño porque no aparece uno de los personajes básicos para que lo sea, pero insisto, es MRS.


Nota de la autora: Dedico el presente relato a tod@s a quienes les resuene en su ser, y muy especialmente a aquell@s que me han animado a seguir escribiendo. Mis agradecimientos a Soy Tu Cero y a X- cully que lo leyeron antes y me regalaron sus comentarios.
Me encantaría recibir sus comentarios ya sea en esta página o al correo saranya.x@gmail.com . ¡Gracias por dedicar parte de tu tiempo a leerlo¡


Spoilers: Una escena perdida de Je Souhaite.




ANHELO DESCONOCIDO


Cuando tuvo una decisión en su mente la llamó.


Qué difícil había sido, hasta que descubrió que lo que debía buscar no era representar o deducir su verdadero y más íntimo deseo, sino hacer lo correcto, allí lo supo...


Por eso la llamó.


Ella vino con prontitud, tenía un fuerte presentimiento respecto a éste hombre, no era como los muchos que había conocido a lo largo y ancho de varios siglos. Tenía una iluminación especial, ella lo sabía... y lo comprobó, pues aunque su capacidad para sorprenderse había sido absorbida por los años, no lo pudo evitar, quedó sorprendida, más aún, no podía creerlo.


Él se lo dijo como si fuera lo más natural del mundo, “Quiero que seas libre, mi deseo es tu libertad”, y ella quedó confrontada con su visión prejuiciosa de la humanidad. Siempre pensó que no era por prejuicio, tenía razones más que sobradas para pensar así y una sabiduría acumulada que día a día le ratificaba su pensar: “Los seres humanos son basura... escoria del universo apartada de su conciencia de divinidad”, pero este hombre pertenecía a esa escoria del universo, indudable pero increíble. Ella siempre había servido a los caprichos de la búsqueda del poder y de la riqueza de los otros, siempre en pos del anhelo egoísta y malsano, siempre... así, hasta ahora.


Procesó el pedido con lentitud. No era el deseo del hombre, era su propio deseo ¡el de ella! Qué impotencia eterna la de tener un poder ilimitado para utilizar en el beneficio de los demás y no del propio. No era su costumbre, no le era permitido, las reglas del otro lado del velo eran claras e inamovibles. Nunca en beneficio propio, hasta ahora, que tenía la oportunidad, gracias al deseo expresado por este hombre.


Su corazón se llenó de alegría absoluta, fue abrasada por esa sensación ya olvidada, pues hasta ese momento era la indiferencia la que se había depositado en todas partes de su ser. Estaba conmovida, sobre todo porque para ella era evidente que este hombre tenía más necesidades que cualquier otro, requería más respuestas de las que pudiera buscar y encontrar algún día, estaba inmerso en la culpa y el dolor, tenía hasta una enfermedad en apariencia incurable, pero también tenía algo de felicidad... una persona, un alguien que le completaba y le llenaba de esperanza, quizá era que solo con eso le bastaba... era bastante, pero no suficiente, sobre todo visualizando las pruebas que aún tendría que afrontar.


Era innecesario decir gracias. Suavemente sonrió y le acarició la mejilla. Para ser cumplido su deseo sólo faltaba algo que las leyes le permitían, aquel que escogiera el deseo correcto, el más desinteresado, despojado de egoísmo, era acreedor a un premio: Se le otorgaba el mayor anhelo que albergara en su corazón, sin necesidad de decirlo, pues rara vez la mente conciente lo conocía.


Ella se lo contó, necesitaba su permiso para obrar.


Él preguntó las condiciones y los requisitos.


No habían. Era sin condiciones. Sin requisitos. Sin tener que pedir con especificidad o redactar a la perfección el pedido. Era natural... y simple.


- ¿Y sabré qué es lo que me concedes?
- No ahora, pero si eres lo suficientemente perceptivo, cuando tengas tu deseo en tus brazos sabrás reconocer el milagro.
- Entonces es algo físico, material, pues lo tendré en mis manos...
- Sí... en tus manos, en tus brazos, en tu corazón, en tu alma... lo tendrás para siempre como grabado a fuego en tu ser, por ello te digo, es más que algo material...


Él guardó silencio, su mente bullía en el maremágnun de la duda, sus pensamientos eran ondas que sin ser expresadas retumbaban en la mente de ella: "¿Lo que me conceda será en verdad lo que deseo? ¿Y ese deseo será para mí, para alguien en especial o para la humanidad? A veces me horrorizo con mis propios pensamientos, por ello ¿será algo sabio anhelarlo? O traerá dolor y sufrimiento..."


Para su sorpresa ella dió respuesta al eco perdido de sus pensamientos.


- Calma, calma, es poco lo que puedo decirte... en verdad lo deseas... es un deseo para ti, para alguien en especial y que tendrá repercusiones para toda la humanidad... no es sabio o torpe, no es bueno ni malo desearlo... y traerá tanta alegría como dolor en su momento, pero es el riesgo de todo lo que ustedes los humanos emprenden, la ambivalencia eterna... no por ello debe evitarse.


El sol del ocaso iluminaba el rostro de Mulder reflejando como se diluía la incertidumbre, sus ojos verdes centelleaban en medio de la tentación de lanzarse hacia lo desconocido... asumir el riesgo, ¿qué más daba? Su lucha se había vuelto eterna y el tiempo se acortaba... por lo menos obtener algo, aunque ahora se ocultara a sus ojos y a su comprensión, debía confiar en su fe, en sus convicciones y ese deseo seguramente se derivaba de ellas.


- Acepto – dijo con decisión.
- Es un hecho – respondió ella despidiéndose con una sonrisa, agradecida con toda la fuerza de su ser porque por primera vez después de muchos siglos, una vez cumplida su misión, ya no debía retornar a la alfombra polvorienta.


Y él quedó allí, solo, iluminado por la luz de penumbra que entraba a través de la persiana, ignorando el hecho de que en ese mismo instante, Dana Scully había recuperado la posibilidad biológica de ser madre.


FIN
¡Feliz año nuevo para tod@s!

miércoles, noviembre 09, 2005

EL DESPERTAR

Resumen: Scully despierta sola y cuando vuelve a dormir, lo hace acompañada.

Autora: Saranya.

Título: EL DESPERTAR.

Disclaimer: Tomo prestados sin ánimo de lucro los personajes que son creación de Chris Carter, la productora 1013 y la cadena FOX, con la eximente de culpabilidad de que lo hago afectada por el trastorno mental permanente que me ha generado la serie, trastorno que a pesar del tiempo que ha pasado desde su terminación no se ha atenuado, de tal forma que si soy demandada por usurpar derechos intelectuales, yo a mi vez podré demandarlos por los daños, perjuicios, sufrimiento y (hay que reconocerlo) enorme placer que me ha causado la serie y me sigue causando cada vez que repito una y otra vez sus capítulos, y por el daño emocional que me genera que aún no sale la segunda película.

Rating: MSR con rasgos de NC-17.

Nota de la autora: Por primera vez y después de ser una ávida lectora de fantics me he animado a escribir uno. Aunque aún me parece una colcha de retazos.

Tipo: MSR, Post- All things

Resumen: Scully despierta sola y cuando vuelve a dormir, lo hace acompañada.

Spoilers: All things y otras referencias pero ya no distingo entre la realidad de la serie y la ficción de mi mente.

EL DESPERTAR

“Quedo sumergida en el mundo de los sueños. Tengo una extraña sensación de paz, como si me hubiera reconciliado del alguna extraña forma con el pasado, es como si esos temores permanentes con los que estaba acostumbrada a convivir se hubieran disipado, los busco y no los encuentro, ¿los extraño? Quizá. Duermo y sueño en un sueño consciente, lúcido, que me asombra, pero que me permite visualizar lo que quiero. Sí, te amo. Lo he sabido desde hace tanto tiempo... lo he sabido en los momentos de peligro y de angustia, cuando lo que menos podía concebir era el perderte, lo he sabido en los momentos alegres, cuando en tu compañía la vida se regocijaba por tu presencia, por ese humor tan tuyo que refleja tu forma de pensar y tu inteligencia tan aguda, lo ha sabido en los momentos de soledad cuando el anhelo era encontrarte nuevamente en la mañana, en ese despacho adusto y frío pero lleno por siempre de tu esencia... lo he sabido por tu proximidad, que me estremece y me agita, lo he sabido porque he sido una cazadora de sensaciones al sentir tu aroma, el sonido de tus pasos, el roce de tu mano, tus labios sobre mi frente en momentos excepcionales, ante la prohibición latente de tocarte, abrazarte o besarte.

Ese es uno de los temores de los que me siento liberada, creo que si ahora despierto y te veo, no me quedará mas remedio que tocarte y permitirme sentir lo que mi ser y mi cuerpo anhelan: te amo, te he amado durante mucho tiempo, pero también te deseo, y hoy siento que me amo demasiado como para negarme a sentirte. Bueno, pero somos dos, ¿tú estarás de acuerdo? Algo me dice que el leve temblor que te provoco cuando te rozo, que las miradas plenas y luminosas que me diriges cuando crees que no me doy cuenta significan algo, que tú, el hombre fuerte y osado que sin embargo doblega la mirada con timidez cuando nuestras miradas se cruzan en medio de largos silencios, el que hace acopio de toda su fuerza de voluntad para no tocarme cuando me sientes cerca... también me amas.

Cierto, mi pecado ha sido mayor, tu por lo menos temes porque dudas de lo que siento, yo temo teniendo certeza de lo que sientes. Lo sabía desde hace mucho, al principio creí que era tan solo mi ilusión de ser correspondida, me parecía increíble poder ser amada por alguien como tú, pero como mujer tengo esa intuición que no me engaña y que me lo confirmó todo. Cuando me di cuenta pensé que lo mejor era no permitirte que me amaras, nuestros lazos era fuertes pero al mismo tiempo tan vulnerables, tu exposición al dolor tan alta con la posibilidad de mi muerte siempre tan cercana... pero cuando el dijo “no te permites amarle”, me dolió tanto darme cuenta de que ello era tan cierto, pensaba que mis reparos eran por protegerte a tí, pero no, eran por protegerme a mí misma. Enamorase de ti es fácil, pero amarte no. Amarte es aceptar que tu búsqueda siempre será más importante que yo, aceptar que ante los peligros y las dificultades, nuestras vidas serán menos importantes que las de aquellos a quienes debemos proteger, amarte plenamente me haría apegar más a la vida, ser más egoísta para tenerte conmigo, atar esa libertad tuya para reservarte únicamente para mí, sin siquiera compartirte con tus películas favoritas.

Pero hoy, en medio de este sueño iluminante, el temor se ha disipado. Sé que mis certezas disiparán tus miedos. Qué sentido tiene el temor si tu me completas. Además, si es por libertad, por respeto que no hemos actuado, de todos modos ya estamos atados, por ese amor tan grande que ni siquiera imaginé que fuera posible sentir en los momentos más anhelantes de mi adolescencia. Los lazos de lo que sentimos son demasiado fuertes, seamos libres amándonos, ese será nuestro premio, nuestra verdad, la más grande en que hemos depositado muestra fe. El respeto siempre estará ahí, lo hemos ganado con trabajo, con el reconocimiento mutuo de la valía de nuestro profesionalismo, con el reconocimiento de que eres un hombre excepcional y yo una mujer que....”


Dana se despereza lentamente y abre los ojos, contempla sonriendo la mantilla que la cubre y la deja caer al suelo. Al observar a su alrededor detecta que está sola. Lentamente se incorpora, quizá desiste, “puede que esté dormido, pero ¿Mulder dormido? Sería muy raro que preciso ahora que necesito que el insomnio lo domine, esté dormido como una foca.”

Abre lentamente la puerta de la habitación y lo ve acostado, en efecto, en la leve penumbra lo primero que ve es el brillo de sus ojos abiertos, pensativos, de pronto tristes?

En la penumbra observa que él no se extraña de su presencia, sonríe levemente, se incorpora y se acerca a ella.

- Lo siento, debí presumir que no podrías dormir en esa posición, debí...

Ella le coloca suavemente un dedo en los labios, si, mejor callar, piensa él, “está tan diferente, rodeada de una magia extraña, un aura de paz y tranquilidad que irradia y me llena, me unge y me embriaga, esta vivencia la ha sanado de muchas cosas, sus ojos están llenos de determinación, como si supiera exactamente el rumbo que debe tomar su vida, es el momento anhelado y temido, anhelado porque por fin podré conocer sus sentimientos, temido porque siempre he sentido que su destino no está a mi lado, que si ella desea ser feliz debe buscar un camino diferente al mío, siempre he sabido que es lo mejor pero mi insensato egoísmo no me ha permitido abrirle el camino, por lo visto ha llegado el momento...”

Ella le toma la mano suavemente y lo lleva a sentarse en la orilla de la cama, el oleaje demora en calmarse para dar espacio a la voz de Dana:

- Mulder, creo que debemos continuar nuestra conversación de antes, sé que el destino me ha dado una oportunidad, nos ha dado una oportunidad, y no quiero que quede para mañana, o para el mes entrante, o para el siguiente encuentro inconcluso en el pasillo, es el momento de aclarar cientos asuntos concernientes a los dos, porque todo lo que te conté sobre Daniel, sobre los caminos que pude tomar y no lo hice, sobre los que aún puedo tomar, todo tiene que ver contigo, con los dos.
- Lo sé, sólo quiero que antes de decirme lo que sé que me vas a decir, me dejes pedirte perdón, perdón por todas aquellas oportunidades que perdiste de hacer tu vida, de realizarte y ser reconocida en tu trabajo, de tener una familia, unos hijos que brillaran con la luminosidad de tus ojos, perdón, mi egoísmo no te permitía partir, te comprometí con mi causa como una estratagema para que permanecieras a mi lado, y si has perdido tanto ha sido por mi culpa...

El siente que la ha perdido, por Daniel, por sus caminos inconclusos, porque por fin abrió los ojos y se ha dado cuenta que estar a su lado sólo le ha traído infelicidad y desgracia.

Ella presiente sus temores, ¿por qué ese pesimismo que le lleva a esperar siempre lo peor? El nunca había hecho nada para que todo fuera más simple, más sencillo, hasta el roce más casual, aunque cotidiano, se había convertido en un ejercicio complejo y estratégico de ocultarse lo que sentían, de no transparentar el escalofrío, las mariposas en el estómago, de desviar la mirada en el momento oportuno en los momentos en que esta delataría todo, definitivamente la intuición femenina era algo que ninguna formación universitaria podría inculcar, ni al más brillante psicólogo de Oxford... “bueno, yo tampoco he hecho que todo sea más fácil, - pensó – somos la combinación siniestra, definitivamente hemos hecho una buena pareja para volvernos la vida un embrollo cuando a fin de cuentas lo que sentimos es tan simple, tan sencillo.”

- ¿Qué te hace presuponer mis decisiones? - Dana habla por fin – entonces según tu teoría mi vida ha sido manipulada enteramente por ti, reconozco que ejerces una cierta influencia sobre mí, pero no por un velado interés de manipularme que sé que no tienes sino porque valoro tu criterio, pero seguir a tu lado siempre ha sido mi decisión, única y solamente mía, ni la presión de mi familia, ni los anhelos más profundos de caminos diferentes que me tracé durante mi carrera universitaria, pudieron nunca cambiar mi decisión, y ahora, hoy, comprendo que el destino tuvo mucho que ver, pero sobre todo asumo mi propia responsabilidad por lo vivido, por lo sufrido y disfrutado, sobre todo porque me da mérito en estar hoy aquí contigo, mirando tus ojos y tomando tu mano, dejando que por fin caiga el velo que nuestra estupidez nos impedía revelar, para decirte que sé que entre los dos se mueve algo más, algo tan fuerte pero al mismo tiempo intangible que me hace decirte ahora que vuelvo a decidir quedarme a tu lado, pero que no quiero solo tu amistad...

En ese momento Dana ha perdido todo el impulso que tuvo para soltar esa cantidad de verdades en un solo momento, su situación y todo lo vivido en los últimos días la habían dejado exhausta, él, enteramente conmovido por fin comprende y prefiere liberarla de la carga de tener que decirlo todo, de decir sola todas las verdades que se habían ocultado por temor, estaban desvelando que la verdad estaba en cada uno de ellos, ¿que está allá afuera? No, estaba allí, en medio, dentro de los dos, y con un suave impulso, sintiendo alivio de poder sacar y expresar todo su sentir, la acercó y le abrazó suavemente, sintiendo el murmullo tenue de la lluvia sobre la ventana, pero sintiendo sobre todo el acelerado latir de dos corazones que por fin se encontraban en el punto en común, en el punto del no retorno, en el punto en que se hace imposible el olvido y el dolor.

- Dana, Dana, Dana, que maravilloso es poder decir tu nombre sin sentir que debo interponer una barrera entre nosotros, porque déjame confesarte que cuando te pedí no me llamaras por mi nombre, lo que estaba era aterrorizado. Necesitaba generar una barrera que me impidiera sucumbir al encanto embriagador que comenzabas a ejercer sobre mí, y el que me llamaras Mulder y el obligarme a llamarte siempre Scully era el recordatorio permanente de que ante todo eras mi compañera de trabajo, y no la mujer, la hermosa, sensible y sensual mujer que hay en ti. Perdóname, Dana, se que sentiste palpablemente la barrera, si tan solo en ese momento no me hubiera sentido tan tocado por tu presencia hubiera sido todo más fácil, pero cuando comenzaste a penetrar mi mente y mi alma, cuando tuve la certeza de cómo te deseaba, de cómo mi cuerpo reaccionada de una forma tan natural que prácticamente presentía como se podía acoplar al tuyo, Dios, tuve pánico.

Entre tanto Mulder no podía evitar abrazarla, ahora casi frenéticamente. Abrazarla era como un exorcismo que le liberaba de todos sus demonios. Ella solo cerraba sus ojos y sentía, le sentía en su proximidad con el anhelo de quien divisa a lo lejos una tierra recién descubierta. Aunque escucharle calmaba gran parte de las dudas que tuvo durante los últimos años, prefirió callarle con el roce suave de sus labios contra los suyos. Sus alientos se tocaron, se olieron y se sintieron con el estupor de dos adolescentes que descubren nuevas sensaciones. De una forma instintiva y natural comenzaron a acariciarse rostro contra rostro, hasta que sus bocas se encontraron nuevamente, se abrieron, se palparon, se degustaron, con suavidad y pasión al mismo tiempo, con el reconocimiento de que este era un momento muy anhelado y por tanto, único, digno de ser disfrutado a pasos lentos, suaves y llenos de aquella sensualidad que desbordaban el uno para el otro.

Dana no podía dejar de hacer resonar en su mente que esa era la palabra: sensualidad, el sexo provisto de amor, de alguna manera era una nueva forma de perder la virginidad. Sexo con amor. Con el verdadero amor. Oh Dios, la meta más sublimada de la materialización del amor, de su amor. Se sentía tan libre de expresar su sentir como nunca le había ocurrido antes, siempre pensó que lo que había hecho con sus pocas y cortas relaciones era asumir su sexualidad, afrontarla, como un algo inevitable que subsidiariamente le daba placer, pero ahora descubría cuan equivocada había estado. Se sentía una con su sexualidad, con su complemento, se sentía con la libertad, con el derecho de tocar, saborear y sentir a su gusto olvidando las consecuencias o el después. Besó, palpó, recorrió el cuerpo de Fox con la convicción de que no necesariamente era lo correcto o lo inevitable, simplemente era, fue y seguiría siendo. Y lo mejor era que se sentía tan amada, tan venerada por este hombre capaz de una ternura inimaginable. Dana aprendió de la inevitable relación entre sexo, amor y ternura, cuando sentía como mientras el la besaba le acariciaba las sienes, cuando el besaba sus senos con la expresión de quien debe cuidar de una muñeca de porcelana pero al mismo tiempo con el frenesí de quien prueba su dulce preferido, cuando sentía como el saboreaba la humedad de su sexo con el ansia casi infantil de beber de ella...

Fox redescubría el significado de muchas que había aprendido, teorizado y pensaba que hasta comprobado, tanto en su formación como psicólogo, como en las aventuras sexuales de su juventud, en aquella época, preferiblemente con mujeres mayores de más experiencia. En algunas ocasiones pensó hasta haberse enamorado. En la Academia se divertía construyendo los perfiles de comportamiento sexual de sus maestras y compañeras, y tuvo oportunidad en muchos casos de comprobar en la práctica lo acertado de sus previsiones. La mente sexual funcionaba de forma muy similar a la mente criminal, pensaba. Y sus habilidades como perfilista le habían traído más ventajas que la de ser al principio el niño genio del F.B.I., le habían hecho capaz de conocer y prever el comportamiento femenino de una forma tal que poco a poco le fue perdiendo el interés.

Antes de la Academia Phoebe alteró un poco su patrón de comportamiento y lo dejó con la autoestima herida y a partir de allí decidió que sus conquistas deberían ser fácilmente catalogables y prescindibles, pues salir lastimado no hacía parte de sus planes. Diana fue definitivamente muy previsible, cuando la conoció la estructuró en su mente y fue fácil definir unos pasos para conquistarla, y cuando fue abandonado lo asumió como un algo que sabía que iba a ocurrir, y quedó aliviado de que al fin ocurriera.

Pero todos sus parámetros, lineamientos conductuales, teorías y fundamentos acerca de su concepción de lo femenino se vinieron a pique cuando conoció a la dulce mujercita que ahora estaba entre sus brazos.

Al principio se sintió a salvo tratando de auto convencerse que ella no era su tipo. Trató de definirla, de clasificarla, de estandarizarla dentro de los modelos de mujer que ya tenía delimitados y no lo lograba, trató de hacer un perfil de su ser primero como compañera de trabajo, y cuando se sitió respaldado por ella, cuando le salvó la vida y se jugó su propio pellejo por el, cuando vio que no tenía miedo ni necesitaba ser protegida, se salió del patrón que le había establecido.

Cuando poco a poco fue sintiendo mayor curiosidad por su ser, por su vida, cuando se dio cuenta que tenía en frente a una mujer con la potencialidad y el deseo de ser madre, se sitió fuera de base.

Cuando miraba su rostro y pensaba que nunca había visto algo tan hermoso, cuando sonreía y sentía que esa era su mayor felicidad, cuando sentirse mirado por esos ojos azules le hacía sentirse cobijado y protegido, cambió de opinión, gran descubrimiento, si era su tipo.

Cuando la perdió y sintió que su vida sin ella era vacío, y cuando la encontró y sintió que se recuperaba a sí mismo, se llenó de pánico.

Cuando la rozaba y cuando le tocaba la espalda, y cuando le besaba en la frente se dio cuenta además que la deseaba, no pudo mas que llegar a la conclusión de que ella era la mujer más paranormal que había llegado a su vida, imposible de ser clasificada o estandarizada con la misma etiqueta de las otras mujeres que había conocido. Y se dio cuenta de que su forma de concebir al sexo opuesto hasta ese momento había sido casi tan frustrante y limitante como la forma en que Dana concebía e interpretaba la realidad a partir de su ciencia.

Y desde entonces la amó, con culpa, con miedo, con la desesperación de quien cree que los seres que ha amado se han ganado una maldición, una marca de Caín que atrae inevitablemente la desgracia. Pero ahora todo eso estaba atrás. Dana ni siquiera era lo que él había previsto sexualmente, pues le estaba amando si inhibiciones, sin represión, sin culpa. Se sintió amado con alegría, ella reía, ¿no era raro? Ella reía, suave y apasionadamente, con la más maravillosa sonrisa que había contemplado nunca, y cuando se separaron después de sentirse unidos en el orgasmo, largo, intenso y desgarrador a mismo tiempo, se siguieron unidos por la risa, una risa franca, sincera y luminosa que les hizo hundirse en un abrazo que poco a poco los llevó al mundo de los sueños, por primera vez y para ambos, libres de las pesadillas del pasado.

FIN

HOLA¡ BIENVENIDOS¡


Soy nueva en esta experiencia de los blogs, solo aspiro a acercarme a muchas personas a quienes le interese conocer las opiniones de los demás. Quiero compartir a través de este espacio un nuevo hobbie que tengo, escribir fanficción, son de los Expedientes Secretos X, mi gran afición, aquí ubicaré mis relatos para que los puedan leer, hacer comentarios y si es del caso, disfrutarlos.

Un saludo,

SARANYA